Putin anunció producción en serie de Oréshnik, y Occidente se debate entre su psicodelia y el pánico
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El presidente de Rusia, Vladímir Putin, anunció la producción en serie los misiles de medio alcance Oréshnik. Una decisión que tiene lugar tras su exitosa prueba contra un complejo ucraniano en Dnepropetrovsk. Mientras, las reacciones occidentales respecto transitan sobre el filo que separa el respeto y el miedo, del belicismo fundamentalista. Pies sobre la tierra y universos paralelos Putin declaró que el misil Oréshnik no es solo un arma hipersónica eficaz. Gracias a su poder de ataque, sobre todo cuando se utiliza en grupo, e incluso en combinación con otros sistemas de largo alcance de alta precisión que también posee Rusia, "los resultados de su uso contra objetivos enemigos serán comparables en efecto y potencia a las armas estratégicas". El jefe del Kremlin incidió en que la fabricación en serie de Oréshnik está prácticamente organizada. Enfatizó que, considerando "la fuerza especial de esta arma, su potencia, se pondrá en servicio específicamente en las Fuerzas de Misiles Estratégicos". Para el analista internacional Carlos Martínez, Oréshnik "representa que básicamente todo lo que nos contaban de Rusia, la clase política, los medios, la oligarquía de Europa Occidental y Norteamérica, era mentira". "Hay que recordar las palabras de [la presidenta de la Comisión Europea] Ursula von der Leyen en el Parlamento Europeo afirmando que los rusos se verían obligados a utilizar los chips de las lavadoras para [producir] su armamento. Qué lejos está de la realidad esta afirmación tan ridícula, y la realidad es que Rusia dispone de armamentos tecnológicamente muy superiores a los de Europa Occidental y con mucho menos coste económico que el que sería previsible para un arma similar en Europa Occidental", explica el experto. En este contexto, el canciller de Francia, Jean–Noël Barrot, expresó que los aliados occidentales no deberían poner ningún límite al apoyo a Ucrania contra Rusia y "no establecer ni exponer líneas rojas". Al ser consultado sobre si esto podría significar la hipotética entrada de tropas francesas en combate, dijo: "No descartamos ninguna opción". "Apoyaremos a Ucrania con la intensidad y el tiempo que sea necesario", y añadió que Kiev puede disparar misiles franceses de largo alcance contra Rusia. Mientras, el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, admitió que Rusia es un país diferente a los de Europa central y occidental porque "básicamente asienta su política en el poderío militar; su posición en el mundo; el hecho de que tienen uno de los ejércitos más fuertes del mundo, que es el más moderno, desempeña un papel clave en sus ideas sobre el futuro y tiene el mayor control sobre las armas de destrucción masiva". Insistió en que, por lo tanto, cuando los rusos dicen algo sobre este tema, "se lo debe tomar tal cual"."Orbán es un político nacionalista […] quien tiene como misión defender a su país. Sin embargo, las declaraciones de este alto cargo francés [el canciller Jean–Noël Barrot], parecen más dirigidas desde Washington, que desde Francia. Me gustaría saber por qué Francia tiene tanto interés en que el régimen de Kiev gane la guerra. Desde luego creo que no tiene nada que ver con Francia, que no está para muchos alardes de potencia económica y militar. En este sentido, The Financial Times ha informado que las capacidades de defensa del Reino Unido no se ajustan a la realidad de un nuevo mundo en medio del desmoronamiento del orden internacional. "Jefes militares británicos murmuran en privado que sus fuerzas tendrían dificultades para librar una guerra europea que dure más de unas pocas semanas", apunta el medio británico.