Juan 9, 1. 6-9. 13-17. 34-38 - IV Domingo de Cuaresma (A)

Algo del Evangelio - Padre Rodrigo Aguilar - A podcast by Algo del Evangelio

 + Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 9, 1. 6-9. 13-17. 34-38       Jesús, al pasar, vio a un hombre ciego de nacimiento. Escupió en la tierra, hizo barro con la saliva y lo puso sobre los ojos del ciego, diciéndole: «Ve a lavarte a la piscina de Siloé», que significa «Enviado.»       El ciego fue, se lavó y, al regresar, ya veía. Los vecinos y los que antes lo habían visto mendigar, se preguntaban: « ¿No es este el que se sentaba a pedir limosna?»       Unos opinaban: «Es el mismo.» «No, respondían otros, es uno que se le parece.»      El decía: «Soy realmente yo.»       El que había sido ciego fue llevado ante los fariseos. Era sábado cuando Jesús hizo barro y le abrió los ojos. Los fariseos, a su vez, le preguntaron cómo había llegado a ver.       El les respondió: «Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo.»       Algunos fariseos decían: «Ese hombre no viene de Dios, porque no observa el sábado.»       Otros replicaban: « ¿Cómo un pecador puede hacer semejantes signos?» Y se produjo una división entre ellos. Entonces dijeron nuevamente al ciego: «Y tú, ¿qué dices del que te abrió los ojos?» El hombre respondió: «Es un profeta.»       Ellos le respondieron: «Tú naciste lleno de pecado, y ¿quieres darnos lecciones?» Y lo echaron.       Jesús se enteró de que lo habían echado y, al encontrarlo, le preguntó: « ¿Crees en el Hijo del hombre?»       El respondió: « ¿Quién es, Señor, para que crea en él?»       Jesús le dijo: «Tú lo has visto: es el que te está hablando.»       Entonces él exclamó: «Creo, Señor», y se postró ante él. Palabra del Señor.

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