El secreto tras el símbolo del euro
Historias de la economía - A podcast by elEconomista - Luni
Piensa en el euro. ¿Qué imagen te viene a la cabeza? Seguramente billetes o monedas. Puede que también su símbolo. Esa especie de ‘e’ hecha con un semicírculo al que le atraviesan dos líneas horizontales y paralelas por el lado izquierdo. Así se representa la divisa que utilizan centenares de millones de personas cada día. Y es que el euro, aunque nos lo parezca, no es solo dinero. En el fondo es el medio para alcanzar una meta política que nació hace décadas: una Europa que conviva en paz y en la que se integren todas las economías que la configuran. Pero ¿quién diseñó el conocido símbolo de la moneda comunitaria? No se sabe. O, mejor dicho: la Unión Europea nunca ha querido decirlo. Empecemos por el principio. O más bien, por las bases. Consultemos un momento el Tratado de la Unión Europea. En su artículo 3, podemos ver que uno los objetivos del bloque comunitario es establecer "una unión económica y monetaria cuya moneda es el euro". Por ahora, ese objetivo está conseguido solo en parte: de los 27 países que forman la Unión, 20 tienen el euro como divisa. Croacia fue el último en entrar al 'club' de la eurozona este año. En cambio, Bulgaria, República Checa, Hungría, Polonia, Rumanía, Suecia y Dinamarca tienen divisas propias. Se podría decir que el euro, realmente, es una declaración de intenciones de la Unión Europea. En el boletín Info€uro, publicado por la Comisión Europea en noviembre de 2002, esta aseguraba que la moneda única "es uno de los mejores catalizadores para que la gente se identifique con Europa". Pero antes de que la Unión Europea llegara a ese punto, la creación y puesta en circulación de la moneda compartida provocó profundos debates en el seno de la organización. No fue hasta finales del 95, en un Consejo Europeo celebrado en Madrid, cuando la Unión tomó dos decisiones clave: por un lado, que la introducción de la 'moneda única' comenzaría el 1 de enero de 1999; por otro, e igualmente importante, decidió denominar a esa nueva divisa 'euro'. Si la historia hubiera transcurrido de otra forma, hoy en día cobraríamos nuestro sueldo en ecus o en florines. Pero no, lo hacemos en euros. ¿Por qué? Según fuentes de la Comisión Europea consultadas por elEconomista.es, se escogió el nombre de euro por ser "el que mejor simboliza Europa". Y según recogió la BBC en un reportaje publicado en 2019, la elección también se basó en la uniformidad: era importante que la designación de la divisa comunitaria pudiese usarse en todas las lenguas oficiales de la UE. Ahora bien, ¿a quién se le ocurrió el nombre de euro? A Germain Pirlot. Este profesor belga escribió una carta en el verano de 1995 al entonces presidente de la Comisión Europea, Jacques Santer, con su propuesta. Y apenas cuatro meses después fue la opción escogida por los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea. Eso sí, la Comisión ni confirma ni desmiente a este periódico el papel clave de Pirlot en el nacimiento de la moneda europea. Una vez puesto el nombre, faltaba crear un símbolo para hacer reconocible a la divisa única. Bruselas estableció tres criterios para dar con él: primero, debía asociarse claramente a Europa; segundo, ser fácil de escribir a mano; y tercero, tenía que resultar atractivo. El proceso que llevó a la elección del símbolo que todos conocemos hoy en día no fue precisamente rápido. Para empezar, se elaboraron de forma interna en la Comisión Europea una treintena de 'bocetos' diferentes. Según distintos medios, se encargó de hacerlos un comité formado ad hoc por cuatro personas, aunque las fuentes de la institución consultadas por este diario no se pronuncian sobre la veracidad de esta información. Lo que sí confirman es que, de esa treintena de borradores, una decena fue sometida a encuesta "al público en general" que realizó "una organización especializada". De dicha encuesta salieron dos diseños claramente favoritos. Y fueron dos personas las que hicieron la elección...